martes, septiembre 15, 2015

El primer mes de vida

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El bebé ya está en casa y ahora enfrentas por primera vez la tarea de ser mamá. Durante el primer mes de vida, tu hijo necesitará muchas atenciones, deberá adaptarse a ti y tú deberás aprender a llevar a cabo sus cuidados básicos, está mamando con menos frecuencia y duermes más horas de noche, poco a poco empieza a abrir más sus ojitos de día y a moverse y explorar el mundo, pide más estimulación y comienza a balbucear tratando de comunicarse.

Has visitado al pediatra constantemente para controlar tu peso y condición física, por lo general te recetaran una vitamina para administrar diariamente a tu bebé.

Durante el primer mes, el bebé duerme gran parte del día, de 16 a 18 horas. Pero se despierta a menudo durante cortos períodos para comer (de 7 a 12 veces al día). Al principio, sonríen por razones desconocidas. Pero, sobre el mes de vida, empiezan a sonreír cuando ven una cara conocida.

Es bueno bañarlo a diario, luego de caído el cordón umbilical. Se baña en agua tibia (36-37º C). En una habitación cálida y con un jabón neutro y una esponja blandita. Al terminar se secarán bien las zonas de los pliegues. La humedad favorece las infecciones. No se deben usar bastoncillos para limpiar  los oídos.

La cabeza del bebé es grande y pesa mucho. Poco a poco, va fortaleciendo el cuello y es capaz de levantarlo cuando está boca a bajo. Además, consigue mover sus pies y manos.
El bebé de un mes ejercita sus reflejos. Consigue agarrar los dedos de sus padres e incluso tirar de ellos.
El bebé es capaz de fijar la mirada. Le gusta que acaparen su atención con juguetes que tengan luces y sonidos, ya que le relaja y le divierte. Si se inquieta, intenta tranquilizarle hablándole con cariño y darle muchos mimos. Es necesario que el niño sienta afecto y protección, pues esto le dará la seguridad que ya tenía en el interior del útero de la madre.

Le encanta que le cojan en brazos y le acunen, eso sí, hay que tener mucho cuidado con su cabeza. Paséale por los distintos rincones de la casa y que escuche distintos sonidos, que el niño se vaya familiarizando con su hogar y los distintos ruiditos que escuchará todos los días.

El bebé reconocerá a su mamá por su olor y le encanta estar en sus brazos para escuchar los latidos de su corazón, de esta manera se siente protegido. El bebé descubre, en esa etapa, que el llanto es su único medio de comunicación y por lo tanto, su mejor recurso para conseguir atención. 

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